El inglés Heath Bunting ha logrado construir una obra que pisó la calle, que cortó la maleza en los primeros días de Internet y que incluso hoy sigue descubriendo el próximo foco a reconstruir y resignificar. Fue pionero del Net.Art, pero en su obra entran varios instantes y varias rebeliones: graffitis en la calle de Bristol (muchos de ellos todavía ahí presentes), cuando vivía bastante en las calles, el uso del fax como terminal creativa, la búsqueda y logo a la hora de las radios piratas, circuitos cerrados de televisión como arma de observación ciudadana, sabotajes a la publicidad formal (sea en forma de afiche o redirigiendo el spam mail a las mismas compañías que lo envían) y, por supuesto, la creación de piezas cruciales de la historia del Net.Art, un movimiento del que fue uno de los embajadores más radicales y plenos, más consciente de la oportunidad que se estaba presentando.
Heath Bunting se sienta décadas después junto a Spam Arts, para, primero, revisitar sus recorridos. Y segundo, para generar una de las reflexiones más lúcidas sobre la política del arte, sobre el estado del mundo y, valga la redundancia, qué representan los artistas a la hora de reflexionar y herir el mismísimo estado del mundo. Así, el artista repasa aquellos años 90, aquellas intervenciones en la vía pública, aquella puesta en escena de ideales que mezclaban el punk con la performance, el arte callejero con la toma de espacios. Y después, los días de Internet.